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LAS MINAS DE SETARES

La Compañía Minera de Setares se constituyó formalmente en el año 1886 con el objeto de explotar una mina de hierro llamada “Ceferina” ubicada en el monte de Setares. Más de la mitad de las acciones estaban en manos de Eduardo Aznar y Ramón de la Sota, industriales que más tarde desempeñarían gran relevancia en la actividad empresarial vizcaína fundadores de Euskalduna y de la Naviera Sota y Aznar, entre otras, y también, en el caso de Sota, personaje de gran relevancia en el nacionalismo vasco.

Al iniciarse el siglo XX, Setares formaba parte de un conjunto de instalaciones mineras que, en conjunto vendieron un millón y medio de toneladas de mineral, es decir, un grupo empresarial a la altura de los más importantes de la minera del hierro española.

 

Plano inclinado en el pueblo de Setares, 1910. Transporte entre el plano y el lavadero.

 

En 1949 ya mostraba la sociedad minera síntomas de decaimiento, como el agotamiento paulatino de las zonas de arranque, la imposibilidad de exportar el mineral, que forzosamente debía entregarse a la siderurgia nacional, la elevación creciente del coste de las materias primas o la obligatoriedad· de prestaciones sociales a los empleados todo ello unido a factores externos, comenzó a marcar el declive de la Compañía. Al igual que en Dícido, las explotaciones de la Compañía Minera de Setares están abandonadas y todas las instalaciones desmanteladas.

El filón de mineral que beneficio esta compañía conoció dos fases de explotación,la inicial a cielo abierto, seguida de otra de carácter mas residual, dedicada a la explotación de las escombreras generadas en la primera y también a llegar a las ramificaciones laterales del filón, que se atacaron mediante galerias.
La gran corta a cielo abierto que fue la mina Ceferina es ahora un espacio ojival de contornos irregulares que se desarrolla sobre una superficie de unas 46 hectáreas, dispuesto en dirección noroeste-sureste, coincidiendo con la coronación de la sierra que se prolonga desde el pico Haro. En la parte mas profunda de la depresión es donde se localizan las galerías abiertas para la extracción del mineral que hoy están taponadas por desprendimientos, y también hay otras más dispersas y alejadas en iguales condiciones. Todo el ámbito de la explotación ha sido revegetado, en ocasiones espontáneamente, pero sobre todo porque se han realizado plantaciones de especies arbóreas de crecimiento rápido para aprovechamiento industrial. Las pistas forestales construidas con objeto de permitir la entrada de maquinaria para atender estas plantaciones han modificado la configuración del antiguo espacio minero, a la vez que han posibilitado al acceso al interior de la corta, aunque esté es peligroso por la existencia de abundantes grietas, taludes inestables y pasos muy estrechos.

 

Mina "Ceferina", 1910. Setares deshabitado, años 60.

 

La primera vía de comunicación por la que se extrajo el mineral de las explotaciones de Setares se pensó en 1885, cuando los propietarios de la compañía minera planearon todas las infraestructuras para el transporte. El proyecto de ferrocarril lo firmó el ingeniero J. Alonso Allende y tenía la peculiaridad de combinar el arrastre convencional con el gran plano inclinado en el tramo final. La línea ferroviaria partía a una cota elevada, pero el ancho de vía de 0,75 m. permitió adoptarla en todos los puntos a las curvas del terreno.

En el otoño de 1886 comenzó a arrastrar mineral desde la mina hasta el embarcadero. Este trazado experimentó algunas modificaciones que buscaban mejorar las condiciones de la vía e incrementar la velocidad de los trenes, pero no alteraron lo fundamental del mismo. Como consecuencia del desarrollo de la explotación, que iba descendiendo de cota, y sobre todo por la ubicación de la instalación de lavado de mineral, que se construyó en 1891, este trazado experimentó un cambio sustancial. Hubo que construir un nuevo ramal ferroviario de casi 800 m. de longitud que partía del trazado en funcionamiento, desde el punto ubicado en el Alto de Merino y por adherencia llegaba hasta la cabeza superior de un plano inclinado que finalizaba en el lavadero de Baltezana.

 

El conjunto del trazado ferroviario recorría 1.300 m. desde la mina Ceferina cota 254, a la bifurcación de Merino donde la vía se divida en dos ramales,uno hacia Saltacaballo y otro hasta el lavadero, a donde descendía mediante un plano inclinado. El mineral seguía dos caminos diferentes, aquél que no precisaba lavado seguía la ruta del primer trazado por las cotas altas hasta el plano de Saltacaballo. El que necesitó ser lavado descendía por el plano hasta el lavadero, finalizado el lavado ascendía por el mismo ramal hasta la bifurcación de Merino desde donde continuaba a los depósitos de Saltacaballo.

La mina Ceferina estaba en explotación desde 1886, y durante once años había producido 1.700.000 toneladas de mineral férrico, una media de 155.000 toneladas anuales, y las prospecciones efectuadas apuntaban que bajo la cota 174 existían un· millón y medio de toneladas de sencilla extracción. El ferrocarril existente permitía realizar en buenas condiciones el arrastre del mineral situado a la cota 254 m. pero todo lo que estaba por debajo de esta cota había que izarlo 80 m. hasta llegar al ferrocarril. Por ello se elaboró un nuevo proyecto de vías de transporte que evitaría los costosos procedimientos de elevación, aunque iba a necesitar una gran inversión ya que el trazado no aprovechaba nada del ferrocarril y planos existentes.

 

Plano inclinado y túnel del tercer trazado de la vía minera de Setares; localizados entre Setares y Baltezana.

 

El nuevo ferrocarril partía del centro de la explotación de la mina Ceferina en la parte mas baja del criadero por su lado Norte, donde la masa de mineral presentaba mayor potencia, recogiendo todo el mineral por su pie en la cota 174 m. a la estación de cabeza de un plano inclinado de 400 m. de longitud mediante el cual descendía al fondo del valle de Baltezana. En Baltezana, al pie del plano, patria un nuevo ramal ferroviario de 500 m. de longitud que atravesaba el barrio de Manzanal hasta llegar al emplazamiento del lavadero. En este punto se estableció la estación de servicio del lavadero, los talleres de reparación y un plano inclinado que permitía subir el mineral ya lavado hasta la vía general, y en sus inmediaciones era depositado en el cargadero. Convenientemente formados, los trenes partían cargados hacia el embarcadero de Saltacaballo, a una distancia de 2 km. La vía partia de Baltezana y por la parte posterior de la iglesia se llegaba al pueblo de Ontón donde cruzaba sobre carretera nacional y seguía hasta la boca del túnel de Ontón.

 

Plano del segundo trazado ferroviario, entre Setares y Baltezana.

 

Después de atravesar un túnel de 353 m. el ferrocarril llegaba a la costa en la ensenada de La Tejilla, y bordeándola llegaba hasta los depósitos. Este último tramo discurría a media ladera al borde de un impresionante acantilado, y también necesitó de dos nuevos pasos en túnel, de 80 m. y 417 m. de longitud, este último el más largo de todos los realizados.

Las minas de Setares tuvieron una enorme repercusión económica y social, en Castro Urdiales y Vizcaya. De esta explotación minera se conservan huellas imborrables en el paisaje de Otañes, Ontón, Baltezana y Saltacaballos, justamente la zona más oriental de Castro y Cantabria.

 

Instalaciones de embarque en Saltacaballos.


Restos de las instalaciones de Saltacaballos en la actualidad.

 

 

Fuente Bibliográfica:

- Análisis, propuesta de actuación y proyecto de construcción en las infraestructuras abandonadas de la minería del hierro para su transformación en rutas verdes. Universidad de Cantabria. Fundación Torres Quevedo. Ayuntamiento de Castro Urdiales. Año 2005.

- María Luisa Ruiz Bedia, La minería en Castro Urdiales. Ayuntamiento de Castro Urdiales. 2010.