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LA VÍA MINERA DE SETARES



De las antiguas minas de hierro de Setares hemos heredado varias rutas de enorme interés que se pueden recorrer en buena parte, y que en el futuro pueden conformar una red de vías verdes mineras bien conectadas y accesibles a los paseantes y ciclistas que, además de disfrutar del paisaje, sientan curiosidad por el patrimonio minero.

Entre las vías mineras vamos a describir la que entendemos más accesible, si bien el usuario puede observar en el plano otras alternativas muy bellas y de gran interés patrimonial.

 

PRIMER TRAMO: DE LAS MINAS DE SETARES A LAS MINAS DE DÍCIDO

La vía verde empieza en Setares, restos de lo que fue el poblado de la compañía minera (yacimiento nº 51). Al norte de las ruinas, y muy cerca de la explotación minera comienza la ruta por el trazado de la antigua vía que tomaremos siempre en dirección Norte, por la falda del monte, viendo a nuestra derecha el valle de Baltezana, y de frente la autovía A-8 y el mar Cantábrico entre Cantabria y Vizcaya, distinguiendo claramente el dique del puerto de Bilbao.


Poblado de Setares. Ruinas de los talleres.

 

Dejando atrás Setares atravesamos una frondosa zona de caducifolios con hermosos castaños, robles y fresnos, dejando siempre el rocoso talud a nuestra izquierda. A 300 m. de Setares encontramos las ruinas de lo que fueron los talleres de la compañía minera, y a continuación un pequeño edificio de hormigón en donde se ubicaba el polvorín (yacimiento nº 52). A partir de aquí cambia la vegetación, que alterna zonas de prado y eucaliptales con huecos que nos dejan ver Baltezana y el mar. Es difícil pensar que en esta tranquila ruta se desarrollara hace unos cien años una fulgurante actividad minera delatada por los enormes depósitos de mineral que divisamos al pie del monte.

 

Tramo de la vía hacia la Gracera.

 

Después de un km. llegamos a una empalizada que debemos cruzar para continuar nuestro itinerario que en este lugar tiene dos variantes. Podemos desviarnos tomando el camino a la derecha en dirección Este (dejando una casa a nuestra izquierda), caminando por el monte de la Gracera hasta la cabeza del plano inclinado (yacimiento nº 56) . Ahora nos ubicamos en el inicio de lo que fue un plano inclinado por el que descendía el mineral hasta los depósitos y lavaderos del barrio del Manzanal. Este desvío tiene longitud de 900 m. ida y vuelta.

 

Desvío opcional en dirección a la cabeza del plano inclinado.

 

Volvemos sobre nuestros pasos hasta el cruce de Merino donde estaba la empalizada para atravesar un eucaliptal por un camino bien marcado (seguimos por la antigua vía) pero esta vez en dirección Norte, encontrando enseguida una zona herbosa con varios fresnos de hermoso porte, divisando al fondo una cabaña de ganado. A nuestra izquierda podemos descubrir los restos de un plano inclinado que antaño comunicó el sistema de extracción de las minas de Dícido con las infraestructuras de transporte de las minas de Setares.

 

Aspecto actual de las inmediaciones del plano inclinado. La vía a su paso por Merino.

 

Bordeando la vaguada giramos hacia la derecha en dirección Este y enseguida por un eucaliptal en dirección Norte hasta una casa y un cruce con una pista que desciende hasta la N-624. En este punto finaliza la vía minera con el descenso de un plano inclinado hasta las instalaciones de los acantilados de Saltacaballos, donde se ubicaba el cargadero de mineral. Desde aquí vemos el viaducto de la autovía y la costa entre Castro y Algorta (Vizcaya), y si miramos en dirección Norte observamos la ladera del monte de Dícido, entre pastos y matorral, con un camino que nos lleva hasta el repetidor de TV y una torre de alta tensión. Si tomamos ese camino, primero bajando y luego subiendo entre árgomas, hay una formidable vista de Castro y Mioño (los que vayan en bici tendrán que cargar un rato con ella).

 

Trazado del recorrido que enlaza la Vía de Setares con la zona minera de Dícido.

 

Desde aquí una pista descendente nos lleva hasta la cota 100 de la zona minera de Dícido en la que podemos observar varios yacimientos mineros ubicados en la falda del monte (ver yacimientos del 40 al 47). La pista baja en dirección Suroeste y luego gira hacia el Norte, hasta la Cota 1OO, desde donde accedemos a la N-634 pasando debajo de la autovía.

 

Conexión de la vía de Setares con el tramo hacia la cota 100 de las minas de Dícido.

 

 

SEGUNDO TRAMO: DE SETARES A ONTÓN POR LA VÍA MINERA.

Desde Setares, en la parte más baja del pueblo y descendiendo por la ladera, se distingue perfectamente un camino ancho que transita paralelo a la ruta anterior, aunque con mayor pendiente.

 

Pista que lleva de Setares hasta la Gracera. Boca de la galería que conectaba mina Ceferina con el plano inclinado.

 

Descendemos en dirección Norte por un camino herboso que enseguida nos adentra por una zona de abundante vegetación en la que podemos observar avellanos, robles, fresnos, castaños y también acacias , que nos avisan de anterior actividad minera. Enseguida topamos a nuestra izquierda con varios yacimientos mineros y la entrada a una bocamina, la galería que comunicaba con las minas de Setares y desde donde provenía el minería extraído cuando la cota de la corta minera fue descendiendo con el pasar de los años. Cerca de la bocamina está la cabeza del plano inclinado entre otros edificios mineros, y más abajo vislumbramos el plano atrincherado mediante muros de mampostería sobre los que destaca una curiosa construcción de hormigón desde donde se operaba la cadena flotante de vagones, cien metros más abajo distinguimos otra construcción minera de mampostería caliza con huecos laterales en la que se ubicaba el motor que accionaba el plano inclinado. Llaman nuestra atención varios ejemplares de castaños de gran porte.

 

Entorno del plano inclinado. Restos de infraestructuras semiocultas por la vegetación.

 

Continuamos hacia abajo y llegamos a un eucaliptal que dejamos a la izquierda, mientras que a nuestra derecha permanece una vegetación autóctona más abierta con pequeñas zona de pradería. A un kilómetro de Setares nos encontramos una construcción de mampostería de planta cuadrangular y de unos 5 m. de alto, a la que se accede por unas escaleras; se trata de una cabeza de plano inclinado que permitía el cambio de cota y dirección de los vagones cargados de mineral. A partir de aquí la vía gira a la izquierda por un plano inclinado hasta el barrio del Manzanal en Baltezana.

 

La vía con los eucaliptales que dejan ver al fondo la falda de la Gracera. Restos de la cabeza del plano inclinado en su cambio de cota hacia el Manzanal.

 

Desde este lugar, en dirección Este, continúa el plano inclinado actualmente sin desbrozar, con zonas de trinchera y un pequeño túnel de 40 m.; más adelante hay una peligrosa interrupción sin señalizar, y de difícil descenso, por lo que evitaremos este tramo hasta que sea habilitado. Continuaremos nuestro camino por la pista forestal, primero en dirección Sureste y luego al Norte, para encontrarnos a la altura del extremo inferior del plano inclinado, desde donde divisamos las primeras urbanizaciones y la vía verde bien trazada que nos lleva al barrio del Manzanal. Al fondo ya se ven los depósitos de mineral (yacimiento nº 59), y la trazada sobre la falda del monte de la Gracera del plano inclinado (yacimiento nº 56).

 

Depósitos del Manzanal. Depósitos de la Cercazosa. Túnel que conectaba Baltezana con Ontón.

 

Nos dirigimos en dirección Norte dejando las urbanizaciones a la derecha; enseguida nos encontramos las ruinas mineras de los talleres (yacimiento nº 60) de la Compañía Minera de Setares al pie de los enormes depósitos de mineral. Los usuarios que vienen desde el barrio de Baltezana, o desde Ontón, pueden acceder a esta zona por unas escaleras contiguas a los talleres. Seguimos en dirección Norte y vemos los depósitos de mineral de la Cercazosa que dejamos a nuestra izquierda.

Más adelante encontramos otro túnel que aunque se encuentra en buen estado está sin habilitar, por lo que tomaremos el camino de la derecha, sobre la carretera que comunica Baltezana con Ontón, pueblo que ya divisamos, y al fondo el viaducto de la autovía y el comienzo de la vía verde del Piquillo. Estamos en la zona que se corresponde con el yacimiento nº 61, y sin acondicionar, por lo que caminaremos con mucha precaución.

 

El túnel con Ontón al fondo. Tramo final de la vía.

 

Pasamos por un pequeño túnel, en dirección a la iglesia del Ontón, hasta que un cierre nos obliga a volver sobre nuestros pasos, y obtener otro punto de vista sobre el paisaje y el patrimonio minero que se hace presente. Un poco más adelante se encuentra, a pie de la N-634, uno de los pretiles del puente que cruzaba la carretera (yacimiento nº 64).

 

 

Vista aérea de la vía entre Baltezana y Ontón.

 

NOTA: La travesía por esta ruta debe hacerse sin entrar nunca en las ruinas mineras, ni en los túneles, y con extrema precaución en las zonas que no están protegidas mediante barandillas.

 

TRAMO FINAL DE LA RUTA DE SETARES


A partir de Ontón la vía se interrumpe por causa de varios factores; uno de ellos es la autovía A-8. La ruta continuaba hacia la ensenada de la Tejilla, por la costa, con un amplio sistema de túneles y depósitos al borde de los acantilados que finalizaban en el cargadero de Saltacaballos. Los túneles se encuentran muy deteriorados en su interior, por lo que no son transitables; los depósitos, sin embargo, gozan de buen estado. Aún así, este tramo no se catalogará como vía verde hasta que no se restaure y se acondicione para su uso como tal. (Ver yacimientos del nº 65 al nº67)

 

Aspecto actual de la vía, por los acantilados de la Tejilla. Al fondo, los depósitos y el cargadero de Saltacaballos.